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El poder de las imágenes

  • Jimena Méndez
  • 5 mar 2018
  • 2 Min. de lectura

La fotografía, como disciplina visual, capaz de crear y producir imágenes, está situada en un lugar de privilegio en la sociedad actual. A medio camino entre el arte y la tecnología, ha sido la única disciplina artística que se transformó no solo técnica, sino filosóficamente, desde sus inicios hasta la actualidad. Ha evolucionado del medio analógico al digital y ha modificado no solo la forma de producir imágenes, sino que también ha cambiado la forma que tenemos de pensar el mundo y la fotografía.


Con la popularización de los medios para producir y difundir imágenes se nos ha presentado una cuestión interesante: tenemos realmente una formación en el lenguaje visual? Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero realmente es así? Estamos bombardeados por imágenes, algunas más básicas, otras más complejas en sus propuestas, pero la cantidad de información que comprendemos de ellas o la posibilidad de apreciarlas que tenemos es limitada.


Anarquía en Buenos Aires. Foto: Jimena Méndez



Hay una cantidad de información básica o evidente que al observar podemos extraer de una fotografía, en teoría; pero muchas veces no. Imágenes de mayor complejidad muchas veces nos dejan por fuera del mensaje, no comprendemos realmente que dicen, que quieren decir, que representan. Esto se debe a que nuestra educación está orientada hacia la escritura, al lenguaje escrito; pero el avance actual de la cultura es en el sentido de lo visual, y para ese mundo que se comunica con otras formas de representar ideas y conceptos, nosotros todavía tenemos una gran falta en nuestra formación.


Cuantas veces, aún sabiendo de las posibilidades expresivas de la imagen, teniendo excelentes dispositivos y cámaras para tomar fotos y experimentando situaciones singulares y únicas capaces de conmover a cualquiera, aún así, nos hemos frustrado mucho con el hecho de que las fotos que realizamos no trasmiten todo eso que queríamos comunicar… Entonces, si no es la cámara, si no es el lugar o la situación donde estemos por más extraordinaria que sea, qué será lo que sigue haciendo de una fotografía algo tan especial y único que nos cuesta tanto lograr producir?


Cuando vemos el producto fotográfico no solemos tener en cuenta todo el trabajo y la formación de quien realiza esa imagen y que esa habilidad, que algunos llaman de "don", en realidad es parte del ejercicio de un oficio. Porque un fotógrafo es una persona con un oficio. Tiene entrenadas y desarrolladas capacidades técnicas a la hora de operar con equipos, pero también ha desarrollado habilidades para pensar y construir imágenes, pudiendo comunicarse a través del pensamiento visual y de la producción de fotografías.O al menos, debería.


Foto: Jimena Méndez

En el mundo que vivimos, cada vez más expuestos a lo visual, donde los mensajes cada vez son más obvios y evidentes, podemos pensar la imagen desde otros lugares. Lugares donde existen otras reglas, donde se combinan el arte y la imaginación, el acto creativo y el acto intelectual, porque operar un equipo es un asunto manual y técnico pero construir una imagen es un trabajo conceptual e intelectual.


Conocer entonces el lenguaje fotográfico y sus reglas posibilitan una mejor comprensión del mundo en que vivimos, amplían el horizonte de lo que somos capaces de decir, y además, su utilización implica una herramienta de poder a la hora de comunicarnos.


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